4 de marzo de 2025 - 14:53 El primer caso de homicidio de un joven futbolista fue en agosto del año pasado en Flor de Maroñas. A Mateo Estigarribia, jugador de 17 años de Boston River, le dieron un disparo en la cabeza cuando pretendía comprar un celular que vio en redes sociales.
El menor se citó con el vendedor y fue hasta el lugar junto a su padre, pero no lo encontró. Se comunicaron con él por teléfono y unos minutos después apareció un delincuente que los quiso rapiñar.
El padre de Mateo comenzó a forcejear por el celular y en la lucha él recibió un disparo en la cabeza. Estuvo varios días internado y falleció. Por este caso, fue formalizado por homicidio muy especialmente agravado y porte de un arma de fuego un hombre de 31 años.
La otra situación similar involucró al joven Geral Froste y sucedió en la pasada Navidad. El adolescente de 14 años jugador de City Torque fue asesinado de varios disparos en barrio Nuevo Ellauri.
El homicidio sucedió en el marco de un conflicto entre dos mujeres, que derivó en un conflicto barrial donde intervinieron varias personas. Geral intentó apartar a su madre de la situación violenta y resultó baleado.
Tras esto, los vecinos incendiaron la casa del homicida, que fue imputado por homicidio especialmente agravado con un delito de tráfico interno de armas y un delito de tenencia y porte de armas. El adolescente asesinado era estudiante de octavo grado y era arquero en su equipo.
El caso de Nahuel Varela ocurrió en la madrugada del 3 de marzo, cuando estaba junto a otros jóvenes en la esquina de San Martín y Bvar. Batlle y Ordóñez. Desde una moto dispararon varias veces contra el grupo y provocaron la muerte de dos personas.