12 de noviembre de 2024 - 16:23 Para muchos montevideanos, el Museo Oceanográfico puede parecer un edificio ordinario, pero este martes, su enigmática historia volvió a cobrar relevancia cuando obreros que trabajan en una obra de saneamiento en su predio, frente a la rambla, encontraron restos óseos durante la excavación de un profundo pozo.
Este hallazgo reabre el misterio que envuelve al museo, cuyo predio en 1910 albergó la morgue del Cementerio del Buceo. Tras la apertura de la Facultad de Medicina, el sitio quedó en desuso y pronto fue abandonado. Los vecinos evitaban la zona, y los mitos y leyendas sobre su pasado sombrío comenzaron a ganar terreno.
En 1925, el empresario italiano Visconti Romano, conocido en la vida nocturna de Montevideo, decidió convertir el abandonado edificio en un cabaret, confiando la remodelación a los arquitectos Mazzara y Canale.
Así nació el Café Morisco, o como muchos lo llamaban, el “Cabaret de la Muerte” por sus antecedentes. Durante un tiempo, fue un exclusivo punto de encuentro para la élite de Montevideo. Sin embargo, los rumores de una supuesta maldición y un asesinato ocurrido en el lugar ahuyentaron a los clientes, y el cabaret cerró.
Para 1934, el edificio adquirió un nuevo propósito como sede de la Estación Oceanográfica y, más tarde, en 1956, se transformó en el Museo Zoológico Dámaso Antonio Larrañaga.
Este cambio marcó su paso definitivo a un espacio cultural, aunque la pandemia obligó a su cierre en 2020. Finalmente, en noviembre de 2021, la Intendencia de Montevideo reabrió el museo y realizó mejoras en su infraestructura, incluida la renovación de su fachada.
Hoy, el hallazgo de estos restos óseos renueva la curiosidad sobre el oscuro pasado de este edificio histórico, que sigue siendo un lugar emblemático para la ciudad y una ventana a los misterios que guarda Montevideo.