Es la 23º vez que pasan por lo mismo desde los años 1950. Ocurrió durante la dictadura de los años 1970, la crisis económica y social de 2001, la corrida bancaria de 2018. Ese año, el FMI concedió un crédito de 44.000 millones de dólares a Argentina, el mayor préstamo de la historia otorgado por el organismo multilateral.
Ahora, con el presidente Javier Milei, un excéntrico economista determinado a desguazar el Estado para reducir el déficit público, llega otro préstamo de 20.000 millones de dólares anunciado el viernes que, para los argentinos, tiene el mismo sabor: algo usado, "más de lo mismo".
Así lo describe Ariel Cazorla, un bajista de 45 años. "Es algo que ya pasamos muchas veces", dice. Y desconfía: "Si te prestan es porque ven que podés pagar. Seguramente eso tiene que ver con nuestras tierras. Hay muchas cosas que no sabemos, pero que ellos hablan y negocian".
Ese recelo está presente en las tiras cómicas de Mafalda, el entrañable personaje de Quino del siglo pasado. En canciones de rock y en programas humorísticos de los últimos 50 años. "Funcionarios del FMI se reúnen para solucionar el principal problema de Argentina: el FMI", decía el cómico Pipo Cipolatti en un show de los años 1990.
De hecho, el paralelismo entre la deuda y "El día de la marmota" aparece ocasionalmente en la prensa local desde que se estrenó la película en 1993.
"Son honestos"
Milei prometió que esta vez será distinto, porque el dinero no llega in extremis para tapar una hemorragia, sino para fortalecer el Banco Central y permitir una liberación del control de cambios sostenible, medida anunciada el viernes.
"Nunca jamás en los últimos 120 años tuvimos orden fiscal, orden monetario y orden cambiario a la vez", afirmó el presidente ultraliberal en cadena nacional la noche del viernes. "Nunca, esta es la primera vez. Por eso no vengan a decir que ya la vieron, porque esta vez verdaderamente sí es diferente".
Con un índice de aprobación de entre el 40 y el 45%, según las encuestas, algunos argentinos confían en la apuesta del presidente. Para Julio Teitelboim, un jubilado de 60 años, Milei está cubriendo el agujero en las arcas públicas que dejó su antecesor, Alberto Fernández.
"Este gobierno no tiene otra alternativa que recurrir al fondo monetario para financiarse. Este gobierno está haciendo bien las cosas. Son honestos, para mí", dice.
Milei ha conseguido domar la endémica inflación, el mayor logro de su gobierno, aunque el viernes recibió una mala noticia: aumentó 3,7% en marzo, arriba del 2,4% del mes anterior.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, líder de la oposición, escribió en X un mensaje al presidente para advertirle que los tenedores de activos sacarán los dólares del país. "Es el pueblo argentino el que va a pagar el precio de tus decisiones, de tu soberbia y de tu entrega", remachó.
"Dramático"
Para Belén Amadeo, politóloga de la Universidad de Buenos Aires, el endeudamiento del país permea la identidad de los argentinos. "Hay otros países para los cuales la Unión Europea importa o Estados Unidos importa, porque es lo que les impacta en la economía cotidiana. Igual: el argentino promedio sabe que ha recibido préstamos del FMI y que el FMI impone requisitos", dijo a la AFP.
"El 'storytelling' es que el FMI es el malo que nos aprieta para que devolvamos un préstamo a tasas usureras", prosiguió. "Hay una sensación de dependencia o de imperialismo. Mucha simplificación del discurso, se quedan con la narrativa que trasladan los políticos".
Para el historiador Felipe Pigna, históricamente los préstamos del FMI no se han destinado a desarrollar la industria o financiar obras, por ejemplo, sino que se han tomado "con criterio puramente financiero".
"La relación con el Fondo determina totalmente la vida de los argentinos. No podés destinar a la construcción de una escuela porque le tenés que pagar al FMI. Es dramático", dijo el experto a la AFP. Por eso "los argentinos de a pie detestan el FMI".
Pigna explicó además que el problema de fondo es de sustentabilidad: "Vos desarrollás la industria y necesitás importar. ¿Con qué importás? Con dólares. Bueno, la cantidad de exportación argentina a veces no alcanza para compensar las importaciones. Ahí se da una balanza negativa que se cubre con deuda".
"Ese es uno de los grandes cuellos de botella que se viene hablando desde la década del 1950", dijo.
AFP